viernes, 11 de septiembre de 2015

Suicidio

 


Si estáis pasando por un mal momento, gritad, llorad, desahogaos, pero jamás penséis en suicidaros. 
Cada cuarenta segundos muere una persona por suicidio.
Cada cuarenta segundos una familia se rompe.
Vosotros tenéis el poder de unir una familia, vuestra familia, no podéis desperdiciarlo.

Pensad por un momento que un día llegáis a casa y vuestra madre os dice que vuestro mejor amigo ha muerto, porque se ha suicidado. Leéis su nota de suicidio en la que se queja de lo mala que era su vida. Entonces piensas, ¿por qué no lo vi? ¿Por qué no le ayudé cuando pude? Lloras desesperado, culpándote de su muerte.

Aprecias a tus seres queridos, no eres capaz de hacerles vivir lo que tú has vivido en tu mente. Y, sí, tienes seres queridos.  Hay siete mil millones de personas en el mundo, de las cuales, a una como mínimo le importarás. Y lo haces, no lo dudes nunca.

Quiero que apuntes todo lo que estás pasando en un cuaderno, que apuntes la fecha y todos tus pensamientos. Escribe que te quieres morir. Hazlo, vamos.
Cuando estés mejor (créeme, lo estarás), lee todo el cuaderno. Te querías morir. Estuviste al borde de la muerte y saltaste. Y sigues vivo. Has vencido a la muerte.

Suicidándote simplemente pierdes la oportunidad de hacer esto. ¿Cuántas personas vencen a la muerte? Te podrías convertir en un superhéroe. Aguanta un poco más, por favor.
No hace falta que nadie sepa lo que has conseguido. Tú lo sabes.

Por cierto, a mí me importas.

#WorldSuicidePreventionDay 11.09

Awareness xx

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Experiencia personal



Siento que todo lo vivido ha sido una mentira.

Tal vez fue una broma de mal gusto que a alguien le pareció gracioso. En su momento pudo haberlo sido, incluso me pude haber reído, pero a día de hoy no logro entender la gracia que pudo suponer.

Tal vez no fue una broma. Pudo ser un error. Tal vez el destino nos jugó una mala pasada y se equivocó. Tal vez nuestros caminos no debieron haberse encontrado jamás. Por eso todo acabó tan trágico.

¿Pero y si no fue nada de eso? ¿Y si no fue un error ni una broma? ¿Y si eso es lo que tenía que pasar desde el principio? De acuerdo, entiendo que no todas las historias tienen un final feliz, que no todo es rosa, que hay más colores. ¿Pero el nuestro tenía que ser negro? ¿No podía ser gris, verde o rojo? De tantos millones de personas que hay en el mundo nos tocó a nosotros. Tenía diecisiete años. No había hecho nada con su vida. Yo, en cambio, sí. Me había jodido la vida.

Yo no estaba en el típico pozo negro. Yo estaba en un ataúd, a diez metros bajo tierra. Estaba muerta. Esperaba a que alguien me ayudase a salir, porque sola no podía. Pero todos pensaban que era feliz en ese lugar, porque estaba muerta, debía estar ahí. Y él apareció, consiguiendo lo que nadie jamás había intentado. Tan solo me faltaba el impulso final para pisar tierra de nuevo. Apenas un metro. Pero en un abrir y cerrar de ojos su mano desapareció. 

Todo el apoyo que recibía por su parte se fue con él, y ese empujón que me faltaba también. Me caí en el ataúd de nuevo, y ahí sigo. Pero quince metros bajo tierra esta vez. Nadie sabe que estoy ahí siquiera. He vuelto a morir. Más profundo, más doloroso.

"No te preocupes." "Seguro que lo superas." "Eres fuerte." "Ya encontrarás a alguien." 
No me preocupaba. Lo superé. Fui fuerte. Encontré a alguien. Y todo se vino abajo.

Duermo en el ataúd, y lloro para inundarlo.